El miércoles en la mañana me sentí bastante triste, no porque fuese una lectora de Charlie Hebdo, sino porque lo que ese acto de cobardía y violencia perpetrado en las instalaciones de un periódico, en el que se asesinó vilmente a 12 personas, dentro de las cuales figuraban caricaturistas de renombre, en sí, significó; y además, por el efecto que me produjo escuchar, repetidas veces, a través de los medios, cómo los asesinos reivindicaban que lo hacían para vengar la imagen profanada del profeta del Islam. De seguida imagine los diversos escenarios a través de los cuales se manifestarian las graves consecuencias de estigmatizacion, desprecio, ofensa hacia los musulmanes de Francia e indignación de quienes sentían apego por toda la carga simbólica e histórica de Charlie Hebdo; y así fue.
Pero Islam no es sinónimo de terrorismo, es una cultura, una forma de ver al mundo y a las relaciones humanas. Islam no es fundamentalismo.
Las imágenes que ofendieron a miles de musulmanes en Francia han sido ahora, a raíz de esta acción terrorista, conocidas y defendidas por miles de millones de personas en todo el mundo.
Cabe preguntarse entonces qué interés tendrían los defensores de esta religión, si era la religión lo que defendían, en que esta difusión masiva de imágenes ofensivas le diesen la vuelta al mundo? Qué tipo de intereses están en juego? Es en verdad la defensa de la libertad de expresión y de la democracia lo que está en juego? Si es esto último, ¿por qué desde el 2006 venimos los venezolanos, que defendemos esos ideales, denunciando los crímenes que a diario el gbno de la República bolivariana de Venezuela comete, protegiendo a grupos terroristas, a guerrilleros, a narcotraficantes, metiendo a las cárceles a estudiantes y a lideres políticos por el simple hecho de pensar distinto, torturando, reprimiendo... y Europa y Estados Unidos han cerrado los ojos ante eso?
Si el derecho de los unos llega hasta donde el derecho de los otros comienza, concluyo entonces que la libertad de expresión es el derecho que todos tenemos de expresarnos hasta donde el gobierno de un Estado, a través de sus medios de comunicación, nos lo permite y nada más.
En esta situación tan crítica y penosa, es necesario detenerse, contar hasta diez y poner en la balanza muchas cosas antes de escribir cuales ovejas en nuestros muros #JeSuisCharlie o #JeNeSuisPasCharlie. La verdad es que el hecho de sentirnos o no identificados con la línea editorial del semanario satírico francés no debería dar pie a querellas y, sin embargo, las discrepancias y odios se han multiplicado como peces y panes en las redes sociales.
Entre los tantos post publicados desde hace dos días, dos en particular llamaron mi atención :
http://www.liberation.fr/societe/2015/01/07/robert-badinter-les-terroristes-nous-tendent-un-piege-politique_1175717
http://www.voltairenet.org/article186408.html
Por mi parte, #JeSuisMariaAUzcateguiMoncada, tengo 35 años, soy venezolana, humanista, abogado, estoy terminando una tesis de historia, estoy en contra del racismo y de la exclusión social, en contra del populismo, no creo en el comunismo ni el Che Guevara, tampoco creo en el capitalismo. Considero que el hombre y la mujer son iguales en derechos más pertenecen a géneros distintos y que cada uno, desde su género debe completar al otro y estar orgulloso de su especificidad. Considero que las leyes y las instituciones se hicieron para ser respetadas por todos, empezando por los gobiernos; que la garantía de la presuncion de inocencia debe ser respetada y que todos los ciudadanos son iguales ante la ley. Finalmente, estoy convencida de que las guerras se inventaron para el provecho de aquellos pocos que controlan los monopolios económicos y que los mass media son el opio del pueblo. Creo en el respeto a la diversidad cultural, en el amor al prójimo y en que el hombre es sólo parte del universo.
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Pauvre Charlie
Il dessinait muet au fond de la classe
La plupart des camarades, jetaient un coup d'oeil sur lui, de temps en temps et il arrivait parfois à leur faire décrocher des sourires, mais personne ne se souciait réellement de sa présence.
Lorsque ce matin là, d'hiver, sa chaise resta vide, j'ai éprouvé un énorme chagrin.
On ne s'attendait pas à ce qu'il nous quitte aussi soudainement, sans prévenir.
Je ne le connaissait pas vraiment, moi. Il parlait si peu, Charlie. À vrai dire je le trouvais bizarre, un peu trop excentrique pour mon goût. Je ne comprenais pas très bien son art.
Mais une chaise qui reste vide au fond d'une classe c'est toujours un motif de tristesse... plus de couleurs pour provoquer la polémique.
Qui dessinera le prof avec un nez en forme de pic et deux grandes oreilles poilues?
"Charlie était allé trop loin", disent les uns.
"Charlie était libre", disent les autres.
Moi, j'aurais préféré qu'il reste encore un peu avec nous. Personne n'avait le droit de le faire partir.
C'est une triste scène celle de voir tous ceux qui lui étaient indifférents, se balancer ses crayons et ses dessins aujourd'hui à la figure.
Où que tu sois Charlie, j'espère que tu auras des feutres, des crayons et du papier à dessin... puis j'aimerais pouvoir jeter un coup d'oeil sur ta caricature de l'instant présent...
Aux amis et aux proches de Charlie je dédie ces paroles d'un homme politique colombien, Luis Carlos Galán Sarmiento, tué aussi dans une fusillade en 1989. Il disait : on peut tuer les hommes mais on ne peut pas tuer ses idées.
Je suis solidaire avec ceux qui dans cette difficile épreuve sauront faire l'appart de choses et respecter la mémoire des caricaturistas morts en n'incitant pas à la haine. N'oublions pas que la guerre est le meilleur moyen pour le pouvoir de s'enrichir.
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