La intervención
del representante del régimen venecubano al momento de la sesión de la Corte
interamericana de derechos del hombre del viernes 28 de marzo de 2014, evidencia
que el libreto de los 40 años de bipartidismo ya no basta para explicar las
quejas debidamente argumentadas y levantadas en contra de las malas políticas de
la revolución bolivariana. Lo mismo que con posterioridad a las últimas elecciones
presidenciales, el régimen se ha dado a la tarea de hablar ahora de “un siglo
de errores”.
Lamentablemente
me queda el sentimiento de que a los venezolanos les sucedió lo mismo que al
pastor mentiroso. Ciertamente, desde el punto de vista formal, el proyecto de
la revolución bolivariana es irreprochable. Sin embargo, basta con contabilizar
el número de manifestaciones crecientes en contra del régimen que, desde el
cierre de la concesión de RCTV hasta hoy han tenido lugar, para constatar que,
en Venezuela, la democracia no es màs que un mito (cf. http://caracaschronicles.com/2014/02/25/desmontando-mitos-es-venezuela-una-democracia/).
Los DDHH continúan siendo atropellados a la vista de todos y, mientras que todo
el mundo sabe que es el Estado el que concentra el monopolio de la fuerza y a
quien corresponde velar por la salvaguarda de sus ciudadanos, las numerosas imágenes
que nos llegan a través de las redes sociales continúan pintando un paisaje en
el que cortejos de guerra son enviados para reprimir las barricadas de civiles.
La pregunta que muchos venezolanos nos seguimos haciéndonos es por qué no haber
invertido todos esos medios en los sectores donde las necesidades son
alarmantes, a saber: salud, alimentación y seguridad. Por un lado, las ONG de
defensa de los derechos del hombre y los gobiernos democráticos del mundo
exhortan el gobierno al diálogo y a que vele por el respeto de las garantías fundamentales
de los ciudadanos; y, por el otro lado, los venezolanos que piensan distinto y
que se identifican con aquellos verdaderos valores culturales que les son
propios son acosados moral y psicológicamente a través de amenazas y frases
intimidatorias, mientras que aquellos que tienen la valentía de defender sus
derechos en la calle son simplemente masacrados. El terrorismo de estado barre
de lleno y el apoyo internacional deja mucho que desear. Así, en los últimos comunicados
de ONG tales como Amnistía Internacional, el margen de acción que se le deja al
régimen venecubano a fin de que pueda continuar a defender su tesis de un golpe
de estado “fascista” es bastante largo.
Conviene igualmente recordar que Venezuela fue pionera en materia de leyes
relativas a las reformas sociales y a la gestión de recursos; mencionemos sólo
las más importantes:
En educación:
- decreto sobre la instrucción pública, gratuita y obligatoria de Guzmán
Blanco, del 27 de junio de 1870.
- analfabetismo cero y reforma de la ley de educación superior durante
el gobierno de Eleazar López Contreras (1936).
- programa de becas de estado FUNDAYACUCHO en 1974.
Reforma agraria y gestión de los recursos naturales:
- ley sobre hidrocarburos de 1943
- ley orgánica del ambiente de 1976
- nacionalización de la industria del hierro en 1974 y de la industria
petrolera en 1976.
En materia social:
- creación del IVSS en 1946 y de la ley orgánica del trabajo;
- y, a partir de la consagración de un capítulo entero de derechos
sociales en la Constitución de 1961 (artículos 72 al 94), el poder legislativo
promulga toda una serie de leyes relativas a los accidentes en el lugar de
trabajo, asistencia social y prestaciones.
Muchos de los fervientes defensores de la revolución bolivariana sostendrán
que esta lista no era más que un compendio de letra muerta. No obstante, no se
puede borrar un siglo de historia republicana y de evolución legislativa en 15
años. Si bien es cierto que a finales de los años 1980, ciertas estructuras del
Estado resultaron deficientes, la solución – como ya lo he repetido en múltiples
comentarios de este blog y como es sabido de muchos venezolanos-, no podía resumirse
a la creación de estructuras paralelas de mediocre calidad y de vocación clientelista.
Ese tipo de políticas no lograron más que reproducir y agravar las taras del
pasado. Un régimen coherente y que se dice democrático hubiese sacado provecho
del activo de la herencia dejada por sus predecesores con el fin de mejorar las
estructuras ya existentes. ¿Qué mejor prueba de la ruptura del estado de
derecho que la pretensión de borrar los avances legislativos adquiridos en el
pasado?
Durante la evaluación del punto relativo a los derechos de los privados
de libertad en Venezuela, el representante del régimen vene-cubano, describe
las prisiones de forma poco ajustada a la realidad. Escuchándolo pareciera que
el Estado hubiese puesto en marcha programas semejantes a los de hoteles de esparcimiento
cinco estrellas. En el curso de los últimos años numerosas manifestaciones han
tenido lugar en los retenes; sin embargo, el régimen se ha dedicado, como de
costumbre, a difundir su propaganda política. Otras irregularidades que no
fueron denunciadas por ante la Corte interamericana de derechos humanos han
sido constatadas y denunciadas a través de los medios de comunicación, tales
como las discotecas en la cárcel de Tocoron, casos de discriminación, tráfico
de armas y huelgas de hambre (cf. http://www.reportero24.com/2014/01/tocoron-remodelacion-de-disco-tokio-enciende-polemica/). Pero lo que más me sorprende es la pobreza de los
argumentos utilizados por el representante del Estado quien, en un esfuerzo por
desviar la atención sobre las cuestiones enumeradas y así evitar aportar una
respuesta concreta a las demandas expuestas, termina por justificar la obligación
para los recluidos de llevar el uniforme fundándose en el ejemplo de las
prisiones norte-americanas. Contradicción flagrante que poco tiene de raro para
los venezolanos mejor informados. Los invito pues a descubrir ustedes mismos
esta sesión y a juzgar de la calidad de los argumentos esgrimidos pero, por
sobre todo, del manejo de los mismos durante las exposiciones de la partes.
Mientras el mandatario de los demandantes parece impregnado del tema, el
representante de Estado se contenta con leer frases subrayadas al azar sobre un
documento escrito y de emplear un todo intimidante…
A imagen de la argumentación
venecubana, uno termina por remarcar las contradicciones del discurso
revolucionario toda vez que las comparaciones con el modelo “imperialista”
abundan… Como de costumbre…
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