dimanche 21 juillet 2013

El cambio de nombres de Estados, Plazas y monumentos... uso inveterado de la pràctica polìtica

En los titulares de la prensa merideña del pasado 25 de enero de 2013 se volvía a hablar de la propuesta formulada por ante el Consejo legislativo del Estado para el cambio de nombre. En un primer tiempo, Alexis Montilla, actual gobernador y para entonces legislador del Estado, propuso el nombre de "Cuicas". Ha de haberle parecido demasiado largo el de "la tierra de los Timoto-cuicas" o quizás haya surgido el inconveniente de disputarse la legitimidad de este nombre con los Estados vecinos Táchira y Trujillo, para desistir de esta idea y terminar decidiéndose simplemente por el no menos largo "Estado bolivariano de Mérida", aunque aún nada se haya legislado al respecto. (1)
Hemos de aclarar que esta proposición no es nada novedosa. En realidad, esta práctica instaurada en política desde los tiempos de la Revolución francesa pareciera, pues, no tener fin en Venezuela. Para la época de la Francia revolucionaria, como es bien sabido, hasta el calendario gregoriano se modificó. Así pues, por efecto de un decreto del 25 vendémiaire del año II (16 de octubre de 1793) la Convention Nationale exigió la "descristianización" de los nombres de pueblos y comunas, calles y plazas : serían cambiados todos aquellos nombres comunales y los de las calles que comenzaran por "San" o "Santa", así como también todos aquellos que evocaran la feudalidad, la realeza, la superstición y todos aquellos símbolos de l'Ancien régime". (2)
Poco tardaría nuestro afrancesado Guzmán en trasladar dichas prácticas a Venezuela donde se hablaría del año primero, segundo, tercero, etc., de la Federación. En 1873 se bautizaría al Estado Guárico con su nombre y en 1881 se ampliarían sus límites bajo la denominación del "Gran Estado Guzmán Blanco". Diez años después se establece una nueva división territorial que integra a los Estados Zamora y Bermudes :

Detalle de un mapa de Venezuela para el año 1891. Fuente : AMAE, Correspondance politique et commerciale : Venezuela, 1890-1891, BLANCHARD DE FARGES, envoyé extraordinaire et ministre plénipotentiaire. DE LACVIVIER, secrétaire, n° 22
A propósito de cambio de nombres, en su "Noticia histórica de la ciudad de Mérida", Tulio Febres Cordero nos comenta lo siguiente acerca de las Calles y Plazas de la ciudad :
En documentos públicos coloniales, aparecen nombradas algunas calles, a saber: la de la Independencia, se llamaba "Calle Real"; la de Bolívar, "Calle del Hospital"; la de Lora, desde el Llano hasta el frente de la plaza mayor [hoy plaza Bolívar], "Calle de la Barranca".Los primeros pobladores dieron al barrio urbano de Milla el nombre de "El Calvario", tanto por ser la parte más alta de la ciudad, como por haber colocado allí, donde más se aproximan las barrancas de Mucujún y Milla, la Cruz o Humilladero con su Capilla.Las plazas, fuera de la mayor, hoy de Bolívar, eran consideradas por el nombre del templo existente en ellas, a saber: plaza de Milla, hoy de Sucre, plaza de Belén, hoy de Rivas Dávila; plaza del Espejo, que conserva su nombre; plaza del Llano, hoy de Rangel; plazoleta del Carmen, hoy Colon (3). Hubo antes del terremoto de 1812 otra plazuela, de San Francisco, a la cual daba el frente del antiguo templo del mismo nombre, situada en el crucero de las actuales calles de Lora y Federación. (4) Existe además, la plazoleta de Miranda, frente al atrio del actual templo de San Francisco, que era antes de San Agustín  hasta que se reedificó en 1856 por cuenta de la Orden Tercera. [...] (5)
Finalmente, puede que aquellos que vivamos más nos ocurra que no terminemos de sentir apego por un nombre o de aprendernos la historia de algún espacio; que no terminemos del todo de apropiarnos del alma de nuestra ciudad cuando a algún político se le ocurra, en vez de reparar alguna calle o puente, o de hacer lo necesario para asegurarse de que todos tengan acceso a los servicios básicos en zonas urbanas y rurales, cambiar algún nombre. Todo lo cual me hace finalmente recordar una historieta muy graciosa publicada en el año 1974 por el célebre dibujante argentino Quino, y pensar que se trata de una práctica política extendida a todo el continente suramericano. La historieta en cuestión expone el pensamiento de uno de los personajes creados por este excelente  narrador de la cotidianidad que más prefiero; y es quizás el más vivo retrato de las aspiraciones de reconocimiento que invaden al más común de todos los ciudadanos desde la invención de las Repúblicas modernas en nuestra querida América hispana. Les confieso que en alguna oportunidad me llegó a invadir la misma idea :


(1) Anibal Behrends, "Consejo Legislativo de Mérida cambiará el nombre del Estado", El Universal", Caracas, 31 de enero de 2013, URL: http://www.eluniversal.com/nacional-y-politica/130131/consejo-legislativo-de-merida-cambiara-el-nombre-del-estado.
(2) Jean-Baptiste Duvergier, "Collection complète des lois, décrets, ordonnances, règlements, avis du Conseil d'Etat", Archives de la Révolution" [En ligne], Paris, A. Guyot et Scribe, 1834, URL: http://archive.org/details/collectioncompl14duvegoog.
(3) Profanada en el 2004 por partidarios del nuevo movimiento revolucionario, entre cuyos ideales está la exaltación de "lo patrio", cuestión esta de difícil delimitación dado el complejo entramado de influencias históricas que marcaron el devenir de Venezuela.
(4) Allí se encuentra hoy día una estatua del célebre artista inglés Charles Chaplin y no la de José Gregorio Hernandez, como en muchas oportunidades lo escuché...
(5) Belquis Araque, Adelis León Gueveara, Alcides Monsalve y Gregory Zambrano (dir.), Clave Histórica de Mérida: Tulio Febres Cordero, 6ta éd., coll. Clásicos del Pensamiento Andino, Mérida, Universidad de Los Andes, Publicaciones del Vicerrectorado Académico, 2005, p. 87.

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